Los fundamentos de la sostenibilidad apuntan a reducir el impacto negativo de la actividad humana en el medio ambiente. Es una forma más inteligente de utilizar los recursos disponibles para desarrollar proyectos inmobiliarios pensados en el largo plazo.
Lo único permanente es el cambio, y en la adaptación de la arquitectura, la tendencia se inclina hacia el desarrollo de estructuras que se integren a su entorno. El horizonte de planificación se situa en el largo plazo. Esto representa un cambio de tendencia: el crecimiento de las ciudades durante la segunda mitad del siglo pasado ocurría de forma impredescible, arrojando incertidumbre sobre cómo sería la fisonomía final de las estructuras que rodearan en el futuro a la obra en proceso de ser diseñada. En el tejido urbano, la única forma de protegerse de esta incertidumbre era intentar superar en altura a los edificios circundantes. El desarrollo del entorno era una variable impredecible.
En la actualidad, con información más exacta y una maduración avanzada del paisaje urbano, es posible considerar el ambiente que nos rodea para planificar de forma estratégica. En el largo plazo, este tipo de desarrollo inmobiliario ofrece mejores oportunidades de inversión a largo plazo, y de equilibrio con el medio ambiente que nos rodea.
Una decisión inteligente
El desarrollo inmobiliario sostenible responde a una demanda cada vez más creciente del mercado. Se basa en conceptos novedosos que serán los requisitos mínimos del futuro: desarrollos con menor consumo energético, materiales fabricados en un entorno sostenible, gestión de residuos y la posibilidad de generar energía propia a través de paneles fotovoltáicos o energías alternativas. En el largo plazo, los proyectos que se desarrollan con tecnología de vanguardia tienen mayor poder de reventa.
Las nuevas generaciones demandan viviendas que se adapten a su estilo de vida, y estos requerimientos pasarán a ser la norma en el futuro. Las viviendas diseñadas con un concepto sostenible tienen una ventaja competitiva en relación a los desarrollos tradicionales, y esto le otorga un valor agregado único. Además, es un valor agregado que pasa de un dueño a otro cuando se realiza una transacción de compra-venta. O al inquilino, quien pagará menos en su boleta de servicios.
El desarrollo sostenible no solamente colabora a reducir el impacto negativo del ser humano en el medio ambiente, sino que además tiene mejores perspectivas en términos económicos. En Estados Unidos, los desarrollos sostenibles pueden valer hasta un 8% más que el resto, y se venden hasta 4 veces más rápido. En Corea del Sur, el desarrollo de ciudades inteligentes incluso se está transformando en un modelo de negocio de exportación, en la forma de SCaaS (Smart Cities as a Service).